Cuernavaca, Morelos 26 de julio de 2017 (WDC).- El obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, reiteró que es su deber pastoral llevar la voz de quienes no la tienen, ya que son miles de morelenses los que padecen por la inseguridad que priva en el estado.
Esto, al decir que él también se siente de alguna manera perseguido por el gobierno del estado, quien ha dicho que recibió 8 millones de pesos de la iglesia de Tepalcingo, aparte que de los 75 millones que recibió como subsidio para la Catedral, lo acusan de haber hecho una cancha de tenis con dos millones de pesos que, según tomó, de ese recurso, situación que calificó de preocupante.
Tan solo por mencionar algunos ejemplos de la inseguridad existente en Morelos, dijo que hace tres semanas en una parroquia, en la misa de las 8 de la mañana, entró un ladrón con dos pistolas, asustando a las señoras y llevándose sus bolsas y un automóvil; en tanto que otra parroquia van cuatro ocasiones que la roban en un lapso de 10 días, además de que hay una funeraria cercana a la catedral que no respeta el dolor de los que están velando a sus difuntos, sin mencionar que hoteles, restaurantes y más, han sido víctimas de la delincuencia.
Es por ello que señaló que ello es una situación que se debe de analizar, ver y reconocer por las autoridades, pero no ha sido así. Esto, al señalar que el gobierno del estado informó de forma oficial que Morelos salió de las cifras de los 10 estados más violentos del país, estadística que se contradice con otra cifras que enfatizar que aún están dentro de ese rango de violencia .
Y es que reiteró que la situación de inseguridad no se ha reconocido y es algo que le hace pensar que se está agravando la situación en la entidad; “si un enfermo no reconoce su enfermedad, difícilmente se va a curar”, precisó.
Finalmente dijo, que ante la vorágine de inseguridad y violencia, no han tenido eco las marchas ni manifestaciones realizadas por sacerdotes, el rector de la UAEM, líderes sociales y transportistas que caminarán rumbo a la CDMX para exigir se haga algo para para la ola delictiva, por lo que dejó entrever que existe un apoyo federal que no se entiende; “Morelos es como una moneda de cambio al que no se le hace caso, y que se las arregle como pueda y eso es injusto”, subrayó el obispo.