CIUDAD DE MÉXICO (Dinero en Imagen).- Uno de cada dos mexicanos vive con un ingreso que es inferior al umbral establecido para no ser considerado pobre.
Cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) refieren que 62 millones de personas en el país no tienen un ingreso suficiente para cubrir el valor de la canasta alimentaria y no alimentaria, que se denomina línea de bienestar, y que representa a 50.6% de la población.
Esta cantidad de personas, si bien es inferior en 1.8 millones a la que había en 2014, es superior al número de habitantes en condición de pobreza por ingresos que se registró entre 1998 y 2012, siendo sólo menor a los 64 millones que hubo en 1996.
Como porcentaje de la población, el 50.6% en situación de pobreza por ingreso es la menor proporción de personas desde 2008, cuando se registró en 49 por ciento.
El Coneval ha reiterado en diversas ocasiones que el ingreso de los hogares es el factor que ha impedido que la pobreza en el país se reduzca sustancialmente en los últimos años.
Las cifras de la Medición de la Pobreza 2010-2016 establecen que por segmentos, en promedio, 51.3% de las mujeres en el país vive con un ingreso inferior a la línea de bienestar, en tanto que esta proporción para los hombres es de 49.8 por ciento.
Cuando se divide entre la población entre indígenas y no indígenas, las diferencias son mucho más marcadas, puesto que en el primer grupo, 74.3% de su población vive con un ingreso inferior a la línea de bienestar, contra un 48.1% del segundo.
En cuanto a la clasificación urbano y rural, las estadísticas generadas por el Coneval establecen que en el primer grupo, 45.1% de su población vive con insuficiencia de ingresos, mientras que en el segundo grupo, la proporción es de 59.7 por ciento
FACTORES
El secretario Ejecutivo del Coneval, Gonzalo Hernández Licona, afirmó que el comportamiento del mercado laboral y de la inflación fue crucial para la recuperación del ingreso de los hogares.
El crecimiento del empleo formal por encima de la economía, que apoyó a que la tasa de desocupación se ubicara en niveles bajos, fue factor para que los ingresos nominales crecieran, dijo.
A su vez, la baja inflación que se observó en el país “permitió que los salarios le ganaran la carrera al crecimiento de los precios, y por ende hubiera una recuperación del ingreso en términos reales”.
Según Hernández, esto fue un fundamental para que entre 2014 y 2016, la pobreza tuviera una reducción de 1.9 millones de personas.
Pese a esto, alertó que un foco amarillo es la alta inflación observada este año, que “pudiera revertir las ganancias registradas en el ingreso real en el último bienio”.