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miércoles, mayo 8, 2024

Medio siglo de una canción maravillosa

CIUDAD DE MÉXICO 20 DE AGOSTO DE 2017 (Milenio).- La voz ronca de Louis Armstrong parece resaltar las imágenes exuberantes del paisaje vietnamita que se ven en la pantalla cinematográfica: “Veo árboles verdes/ también rosas rojas./ Las veo florecer/ para mí y para ti./ Y pienso para mí:/ qué mundo tan maravilloso”.

Pero ese mundo idílico se desvanece en las imágenes: grupos de helicópteros surcan el horizonte y bombardean selvas, carreteras, cuarteles, casas y edificios; escuadrones de soldados atacan poblaciones, se hacen detenciones y se cometen asesinatos. La sangre corre a raudales. El director de cine Barry Levinson eligió la canción como contrapunto de la violencia generada por la guerra en su cinta Buenos días, Vietnam. Lejos estamos del mundo maravilloso.

La película se estrenó en 1988, 21 años después de que Armstrong grabó una canción que había quedado en el olvido por falta de promoción. Entonces “What a Wonderful World” fue relanzada como disco sencillo e ingresó a las listas de popularidad de la revista Billboard.

Satchmo, fallecido en 1971, ya no sería testigo del ascenso a la fama de la canción que David Weiss y Bob Thiele habían escrito como un mensaje de paz en un momento de turbulencia. Desde su renacimiento en Buenos días, Vietnam, su interpretación es un tema recurrente en cine y televisión, amén de las versiones tan disímbolas grabadas por artistas de todos los géneros, incluido Tony Bennett, quien rechazó la canción antes que el jazzista la grabara.

Un parto difícil

“What a Wonderful World” no fue gestada fácilmente. El talento del propio Armstrong era un obstáculo: Larry Newton, presidente de ABC Records, su nueva disquera, quería que repitiera el éxito logrado con “Hello Dolly” en 1964, que no solo llegó al primer lugar de Billboard, sino que ganó un disco de oro y un Grammy.

En The Pop History Digs, Jack Doyle analiza a fondo la canción de Weiss, compositor de éxitos como “El león duerme esta noche”, y Thiele, productor que había trabajado con John Coltrane, Charles Mingus y otros. Programada para grabarse el 16 de agosto de 1967, luego de una actuación de Louis en el hotel Tropicana, de Las Vegas, la sesión iniciaría a las dos de la madrugada.

Empecinado en realizar lo irrepetible, Larry Newton quería algo similar a “Hello Dolly”, por lo que la canción le parecía excesivamente lenta. Trató de parar la sesión, por lo que le tuvieron que bloquear el acceso. Pero su descontento pesaba tanto como el ruido producido por un tren nocturno que interrumpía el trabajo. La situación que se vivía era muy tensa.

Doyle escribe que, de acuerdo con un testigo, “el propio Armstrong aligeró el peso al sacudir la cabeza en un momento dado, riéndose de la locura que se había creado, mientras los demás se unían a las risas. Entonces el trabajo continuó con determinación renovada. A pesar de las interrupciones, Armstrong y el grupo finalmente obtuvieron la canción de querían, terminando su trabajo alrededor de las seis de la mañana”.

De acuerdo con Jack Doyle, el arreglista Artie Butler recordaría que fueron a desayunar y a comentar los pormenores de la grabación. Al terminar, recordó el arreglista, “Louis me agarró de los hombros, me jaló, me besó en la cabeza y me dijo: ‘Artie: ha sido un verdadero placer trabajar y reír contigo’. Nunca olvidaré esas pocas horas con Armstrong. Cada vez que escucho ‘What Wonderful World’ en radio o televisión, verdaderamente me da una sensación de calidez mientras reflexiono sobre esa sesión de grabación y ese desayuno”.

Versiones y perversiones

Además de la interpretación original de 1967, tres años después Louis Armstrong grabaría otra vez “What a Wonderful World” con la Orquesta de Oliver Nelson, que incluye una introducción hablada. En ella dice que los jóvenes le preguntan a qué se refiere con un mundo maravilloso cuando la guerra está en su apogeo. Dice: “¿Por qué no escuchan a Pops un momento? A mí me parece que no es que el mundo esté tan mal, sino lo que estamos haciendo con él, y lo único que digo es: qué mundo maravilloso sería si le diéramos la oportunidad. Amor… ese es el secreto”.

La pieza tiene muchas otras vidas: la página electrónica Secondhandsongs recoge 302 versiones, en las que figuran las de jazzistas y bluesistas como Tony Bennett, Kenny Burrell, Kenny G y B. B. King. Poperos y rockeros como Engelbert Humperdinck, Joey Ramone, Céline Dion, Lou Reed, Marianne Faithfull, Nick Cave y Shane MacGowan, Rod Stewart y Stevie Wonder, Ministry, Keane y hasta Kalimba la han grabado, lo mismo que Willie Nelson y Anne Murray, y Natalie Cole con Plácido Domingo y José Carreras, además de Michael Buble y Sarah Brightman.

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