SAN JUAN BAUTISTA Ihualtepec, Silac., Oax., Para los Frailes Dominicos, las
altas montañas, torrenciales corrientes de ríos, grandes matorrales, fríos, calor, neblinas,
no fueron obstáculo, para llegar al corazón de los indígenas, llevándoles la buena nueva,
además de la evangelización, las artes, oficios, así como el conocimiento de la doctrina
cristiana. Así en inmemorables fechas llegaron en tierras de Ihualtepec, cargando su
cristo, en su advocación del “Divino Señor Crucificado” que adoraban y veneraban en
su aposento, en su convento hecho de gruesos muros de duras rocas, al tiempo que
predicaban la doctrina cristiana a los indígenas de la comarca.
De acuerdo a testimonio de los Ihualtepejenses que en el lugar que se encuentra a
un kilómetro y medio hacía el sur, del poblado, llamado en mixteco “Docolohsi”, fue
encontrado la imagen del “Divino Señor Crucificado”, nombre con que le conocían los
Dominicos, hace 400 años. El lugar es una pequeña hondonada de la montaña, donde se
encuentra un conjunto habitacional, consta de nueve piezas aproximadamente, en un
área de 665 metros cuadrados, que pudo ser el convento de los primeros misioneros que
emprendían la conquista espiritual de esas tierras. Devotos, y peregrinos que asisten a la
fiestas, año con año, visitan el lugar, y además de beber el agua fresca que brota del
manantial entre las rocas, existentes bajo la sombra de frondosos robles de ahuehuetes.
Divino Señor Crucificado, cristo de los Frailes Dominicos.
La imagen del divino señor crucificado, ésta hecha de tela empastada, figurada y
resistente. La cabeza, las manos y los pies son de madera ligera. Tiene la cabeza
inclinada; es un cristo muerto. Los ojos y la boca, están entre abiertos. De la llaga del
costado sale un coágulo de sangre. La espalda está deshecha por los azotes. Mide un
metro 65 centímetros de alto, con las piernas encogidas; los brazos miden un metro 67
centímetros. La cruz es de madera de cedro y de forma plana, mide el palo vertical 2
metros 73 centímetros y los brazos, un metro 69 centímetros. La corona original es de
plata maciza, sin potencias, pero la mano de obra es muy pobre. La nueva corona se
hizo a iniciativa del Cura Sebastián Cortés Ángel, juntamente con la pequeña placa del
INRI, las cantoneras y los resplandores de las manos. La obra la realizó José López
Sánchez, de Puebla y se le pagó con la cooperación de varias personas devotas. Los
clavos originales son de madera; las cabezas están recubiertas de una lámina de plata, el
juego de clavos nuevos se hicieron por determinación del entonces Cura de San Juan
Bautista Ihualtepec Margarito Martínez Cedillo, de su propio diseñó. Los ejecutó José
López Sánchez, son de broche, tiene tuercas, las cabezas tienen un hermoso chapetón de
plata dorada, en forma de margarita, en honor al cura (Margarito), con un rubí en el
centro. Costaron $2,000 (dos mil pesos), que pagaron las hermandades de San Pedro
Aíte, Guerrero; San Sebastián Zoquiapan y Tlacotepec Lagunas. La bendición se hizo el
17 de marzo de 1677, víspera de la fiesta del cuarto viernes de cuaresma. En tanto que,
como la placa del INRI, no cubría toda la tabla original, por disposición del mismo cura
Margarito Martínez Cedillo, se proyectó mandar hacer una nueva placa que cubriera la
tabla, igualmente también diseñó el dibujo y fue ejecutado en el “Arte religioso de
Puebla”. Su costo fue de $6,000.00 (seis mil pesos), trabajo se pagó con la cooperación
de algunas personas devotas y las hermandades de San Pedro Aíte, Guerrero y San
Sebastián Zoquiapan, la placa de plata dorada, fue bendecida el 2 de marzo de 1978,
además se diseñado, un nuevo dibujo de las cantoneras, por que el anterior era muy
sencillo, mismo que fue ejecutado en tiempo y forma diseñado y mandados por el cura
Martínez Cedillo.
Cambio de nombre del Divino Señor Crucificado al de Señor de la Capilla
Los oriundos dijeron que: no se sabe con certeza, cuándo comenzaron a llamar al
Divino Señor Crucificado, con el nombre de el “Señor de la Capilla”; aseguraron que lo
que motivo a cambiarle la advocación al cristo de los Dominicos, pudiese ser que a esta
parroquia de San Juan Bautista Ihualtepec, llegó un Cura llamado Manuel T. Martínez,
quien fuese oriundo de la Parroquia de Tezoatlán de Segura y Luna, dependiendo ambas
de la Diócesis de Huajuapan; y en virtud de que en Tezoatlán, también se venera una
imagen muy semejante a ésta, lo que ahorrillo al Cura Martínez, que estuvo desde 1883
a 1905, por su propio peculio, le haya dado esta advocación, es decir cambiándole el
nombre a la imagen del cristo crucificado, que los Dominicos veneraban como “Divino
Señor Crucificado” al de “Señor de la Capilla” cuya advocación es con la que los
Tezoatecos veneran al cristo en su terruño.
Inicia el culto y la devoción al Señor de la Capilla
No se sabe con exactitud, de qué año sea la imagen del cristo crucificado, pero es
de suponerse que sea de fines del siglo XVl, época de oro de los Dominicos; En el
archivo parroquial, existe el libro de la primera Hermandad que fundó Fray Francisco
Roberto Z. religioso de Santo Domingo, Cura por su majestad, Vicario del convento y
juez Eclesiástico de San Juan Bautista Ihualtepec. Dice en su relato, que habiendo
fabricado una capilla en donde se colocó al Señor Crucificado, de quien han
experimentado su gran misericordia cada día en esta comarca; se ha formado una
hermandad, esto fue en 1717, esta hermandad fue aprobada por Juan Francisco, Obispo
de Geren, en su visita pastoral a esta cabecera parroquial (San Juan Bautista Ihualtepec),
según acta del 30 de noviembre de 1722; de aquí se ve que desde aquellos tiempos, los
cristianos de la región ya veneraban esta imagen, y que por la fe y la devoción que
sentían por el divino señor crucificado, el fraile dominico organizó la primera
hermandad, para que la imagen tuviera un mejor culto, sobre todo, en el tiempo de la
cuaresma. Desde el principio, las principales fiestas fueron el primer viernes de
cuaresma, el cuarto viernes y el 3 de mayo. El primer libro de la hermandad termina, en
mayo del año 1781, con el Bachiller D. José Velásquez. Después no se encuentra otro
libro al respecto en este archivo. El culto por un tiempo vino a menos, por lo menos
externamente, pues lo fieles seguían invocando al Señor de la Capilla hasta 1938, los
músicos se encargaban de la fiesta anual. A partir de 1939 se estableció una nueva
hermandad, en esta cabecera parroquial, y muchas otras, en distintos pueblos de la
región. Así comenzó un nuevo florecimiento de la devoción al Señor de la Capilla.
Ahora los peregrinos no solo son de la región; la misericordia del señor se han hecho
sentir más lejos, la fe sencilla y confiada se ve en el fervor y el sacrificio de mucha
gente de los pueblos, que el 4°. Viernes de cuaresma, viene al santuario del Señor de la
Capilla.
La Feria anual y sus efectos
Aquí en Ihualtepec, desde que los hijos de Santo Domingo, presentaron a las
tribus indígenas la bendita imagen de Jesús Crucificado, ésta se convirtió en imán de los
corazones. Así comenzó la ferviente devoción del Señor de la Capilla que ha venido a
convertir en una creciente romería, en una feria, a donde llegan gentes de más de 30
pueblos tanto del vecino de los vecinos estados de Puebla y Guerrero, además de las
parroquias vecinas y de los pueblos filiales para estar junto al Señor de la Capilla, en el
cuarto viernes de cuaresma. Aquí en este santuario, se ven llegar las multitudes con fe
ardiente, a presentar sus querellas al Señor de la Capilla, gente que llora, gente que reza
y canta, gente que viene de rodillas, gente que quiere que sus hijos sean tocados a la
imagen al cristo de los Dominicos, manojo de velas en las manos en ademán de súplica,
manojo de flores, cumplimiento de manda uno y otros la devoción, se convierte este
santuario en una hoguera de fe. Pero la feria también es comercio, es diversión de la
gente que va y viene haciendo compras y divirtiéndose en los juegos mecánicos, en los
fuegos artificiales, en las noches. Escuchando las bandas de música de viento, gozando
toda esa algarabía propia de estas fiestas populares. La misericordia del Señor de la
Capilla se va extendiendo más y más y la feria también se hace más grande.
Le construyeron una Ermita
Una cruz de madera de encino bastante desgastada por el tiempo, señala como
sagrado para los devotos del Señor de la Capilla, en el lugar del hallazgo de la bendita
imagen. El día lunes 3 de enero de 1983, animados por el entusiasmo devoto del Señor
de la Capilla y mayordomo mayor, Zenaido Cuellar Suárez, se unieron muchos devotos
de muchas hermandades de los pueblos vecinos para la solemne bendición de la primera
piedra de una ermita, que eternizará el recuerdo del feliz hallazgo. Bendijo
solemnemente la primera piedra, el Cura Arturo Loyola Jiménez, La ermita es de
pequeñas proporciones, mide 5 metros de largo por 5 de ancho. Es de estilo románico, y
está construida con piedra, ladrillo, varilla y cemento. Es una pequeña capilla abierta,
levantada sobre una pequeña elevación en que estriba la montaña. Un arco al frente, uno
a cada lado y remata con una pequeña cúpula de cemente. Se proyecta una gradería que
dará fácil acceso a las personas, esplendor y hermosura a este monumento de la fe
cristiana. No se ha terminado. Faltan detalles. El 11 de marzo de 1983, se celebró por
primera vez el santo sacrificio de la misa en esta ermita, con asistencia de gran número
de fieles, pues era el cuarto viernes de cuaresma.
[tg_gallery_slider gallery_id=»11014″]