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jueves, marzo 28, 2024

Un extraño enemigo

Especial para WDC

Por Marco Antonio Domínguez Niebla

RUSIA 2 DE JULIO 2018.-Sé que corro el riesgo de que me califiquen de malinchista, un renegado de su origen. Y es que, en este décimo octavo capítulo de diario mundialista, habré de confesarles que de unos años a la fecha he sufrido una suerte de indiferencia frente a la euforia colectiva.

Tanto que cuando los veo orgullosos con su camiseta verde, algunos con el rostro pintado, eufóricos los días de juego, fieles cada cuatro años pese a las decepciones permanentes, olvidando todo frente a la nueva ilusión, no puedo más que envidiarlos. Quisiera sentir lo que sienten, creer en lo que creen, coincidir y no discrepar, festejar y no analizar, dejarme llevar por el corazón y no por la razón, convencerme de que sí se puede, que ésta será la buena y que el gran juego de la primera ronda será replicado en los octavos de final para así llegar al quinto partido derrumbando a dos gigantes, los dos grandes favoritos, primero los alemanes y luego los brasileños, ambos en el mismo mundial, pero sin que esa posibilidad fuera sería una feliz coincidencia y no una realidad basada en el trabajo ordenado, un futbol de primer mundo. También preferiría recurrir a los fracasos de Alemania y Argentina y la España eliminada hoy por Rusia (antes del pase croata sobre Dinamarca) para pensar que, como si fuera un virus, una epidemia aniquiladora de gigantes, Brasil será el siguiente en la lista. He deseado no admirar a Neymar como uno de los mejores futbolistas de cualquier época, porque la moda, por estos rumbos y por estos días, es criticarlo y referirse a él como un tramposo, un actor sobre la cancha, el extraño enemigo que pretende profanar con sus goles tu sueño. Créanme que quisiera, preferiría y desearía coincidir, festejar, que mande el corazón. Pero en la práctica de este oficio, todo lo anterior se contrapone frente a la necesidad de discrepar, analizar y razonar, siendo fiel a las convicciones propias sin la pretensión de ganar simpatías. Dicho lo anterior, creo que mañana, salvo alguna eventualidad, Brasil será el ganador y llegará a cuartos de final encaminado a su sexto campeonato del mundo, todavía con Bélgica (o Japón) en su camino, y luego Francia o Uruguay en el hipotético pase dentro de la llave más compleja del mundial ruso. Y si no es así, tanto mejor, habrá más historias por contar, más caras felices a mi alrededor, el quinto partido como tema de este diario ya aterrizado a la realidad y no más como tabú. Quién quita y después de las nueve de mañana pase de la indiferencia a la euforia y hasta me vaya a festejar por ahí.

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