Ciudad de México (Milenio).- La artista mexicana Frida Kahlo ha alcanzado la fama que nunca tuvo en vida, pero el ícono feminista, la mujer discapacitada que canalizó su dolor a través del arte, la ferviente comunista y la mujer sexualmente transgresora que es inspiración para la comunidad de LGBTI, se ha convertido en un disfraz de Halloween.
Mientras la popularidad de la artista crece y su familia lucha por administrar su legado, su imagen luce estampada en tazas, camisetas, bolsos, llaveros, ropa interior, zapatos y en infinidad de otros productos casi por todo el mundo.
No obstante, los académicos y los descendientes de la pintora lamentan que el trabajo real de Kahlo y sus alcances artísticos y sociales se hayan reducido a un conjunto de rasgos físicos distintivos: su peculiar uniceja, sus trenzas enrolladas sobre la cabeza, su vestimenta basada en las indumentarias indígenas de nuestro país.
El debate se intensificó recientemente cuando el fabricante de juguetes Mattel lanzó una Barbie de Kahlo, a pesar de las protestas de su familia, pues la muñeca y otros atuendos comerciales no capturan el complejo legado de Kahlo.
“Frida Kahlo no es un producto, Frida Kahlo no es una marca (…) Frida Kahlo no es una muñeca tampoco”, dijo la fotógrafa Cristina Kahlo, sobrina nieta de la artista. “Para nosotros es importante mantener la imagen de Frida Kahlo como la pintora que fue”, agregó.
Este mes, un nuevo proyecto busca devolverle el enfoque artístico a la emblemática artista y activista mexicana. Google, que trabaja en colaboración con la familia Kahlo, ha dedicado una parte de su aplicación de Artes y Cultura a la vida y trabajo de la mexicana más universal.
El gigante de la búsqueda se asoció con 33 museos para digitalizar las pinturas más famosas de Kahlo y traer nuevas obras a la luz pública. La aplicación también presentará cartas y bocetos inéditos y un recorrido virtual de su famosa Casa Azul.
“Todos los proyectos que tienen que ver o que están relacionados con Frida, desde un punto de vista de difundir su pintura, de difundir su obra, (…) son proyectos que me gustan y me siento cómoda participando en ellos”, dijo Cristina Kahlo.
Disputa legal
A principios de la década de 2000, una de las sobrinas de Kahlo, Isolda Pinedo, y su hija, Mara Romeo, cedieron los derechos de la marca Kahlo a una compañía conocida como Frida Kahlo Corporation. La tensión se recrudeció en marzo de este 2018, cuando Mattel lanzó la Barbie de Kahlo, autorizada por Frida Kahlo Corporation.
En un caso presentado por miembros de la familia, un juez mexicano emitió una orden preliminar que bloqueaba la venta de la muñeca y otros productos con licencia de esa corporación en México. En respuesta, Mattel solicitó a un tribunal federal levantar la medida cautelar y el fallo se espera para junio, dijo una portavoz de la firma.
“Esta muñeca Barbie está destinada a honrar el gran legado de Frida Kahlo y esperamos que vuelva pronto a los estantes en México”, dijo la compañía de juguetes en un comunicado.
Pablo Sangri Gil, abogado de Mara Romeo, advirtió que la Barbie era un ejemplo de que Frida Kahlo Corporation opera sin consultar a la familia, en violación del acuerdo de derechos.
A su vez, Frida Kahlo Corporation demandó este mes a Romeo en un tribunal federal de Florida, alegando que violó el contrato al licenciar productos de la marca Kahlo, pero su abogado Sangri Gil dijo que no había sido notificado formalmente de la demanda.
La disputa subraya los desafíos de administrar los legados de grandes celebridades, particularmente aquellas cuya fama despegó después de sus muertes, dijo Jonathan Faber, director ejecutivo de Luminary Group, una firma de licencias.
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Kahlo ganó fama internacional con la publicación de una biografía en la década de los ochenta, y su popularidad ha crecido desde entonces, pero a diferencia de muchos artistas masculinos, es más conocida por su apariencia que por su trabajo, aseguran estudiosos que dan la bienvenida a su regreso al arte.
“(Kahlo) se ha convertido en un disfraz de Halloween”, comentó Oriana Baddeley, profesora de la Universidad de las Artes de Londres.